5 factores que explican las raíces históricas de la crisis permanente que afecta a Haití
Sumido en la pobreza, sacudido periódicamente por desastres naturales, ahogado por su deuda histórica y por la endémica inestabilidad de sus gobiernos, Haití parece vivir en una crisis permanente.
El asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021 y el recrudecimiento de la violencia por parte de bandas criminales han causado miles de muertos y han llevado al país al límite.
Pero sus males tienen raíces más profundas, que se remontan algunas al nacimiento de Haití como nación independiente, y que se han ido enquistando a lo largo de los siglos.
Aquí te contamos algunos de los factores históricos que ayudan a explicar la situación que vive el país hoy.
Haití se ha visto sacudido por la inestabilidad política desde su nacimiento como nación independiente en 1804.
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A lo largo de sus más de dos siglos, Haití ha conocido una sucesión de dictaduras con algunas alternancias democráticas e incluso intervenciones extranjeras.
Ya su primer gobernante, Jean-Jacques Dessalines, prohibió la esclavitud pero se asignó todo el poder al declararse gobernador general vitalicio del país y, pocos meses después, emperador Jacques I de Haití. Fue asesinado, el destino que ha perseguido a no pocos líderes haitianos.
Su sucesión provocó una guerra civil y el siglo XIX vio una cadena de gobernantes, muchos de ellos vitalicios, que apenas duraban unos años en el poder derrocados por revueltas, asesinados o exiliados.
Estados Unidos invadió el país en 1915, preocupado por la cada vez mayor influencia alemana en Haití y para proteger los intereses estadounidenses en la isla.
No lo abandonaron hasta 1943, aunque para entonces habían logrado cambiar leyes para permitir, por ejemplo, la compra de terrenos por parte de extranjeros, algo que estaba prohibido hasta entonces, y que acentuó la influencia de las empresas estadounidenses en la economía y política del país.
Gran parte del siglo XX estuvo marcado, sin embargo, por gobiernos brutales de François "Papa Doc" Duvalier y su hijo, Jean-Claude, apodado "Baby Doc".
Durante los 29 años que duró la dictadura de Duvalier, la corrupción vació las arcas del país, y las políticas represivas dejaron cerca de 30.000 muertos y desaparecidos.
Tras un golpe militar fallido en 1958, François Duvalier intentó eludir a las fuerzas armadas creando una milicia personal, los "tonton macoutes", dirigidos a aterrorizar a la población, a proteger al gobernante y a perseguir a sus opositores.
Su hijo, Jean-Claude, mantuvo el poder hasta que una revuelta le obligó a exiliarse a Francia en 1986.
Tras varios golpes de Estado, Haití eligió en 1990 por primera vez un presidente democráticamente, Jean-Bertrand Aristide, un antiguo sacerdote, que fue aupado por los más desfavorecidos. Su mandato duró apenas 7 meses, cuando fue derrocado por otro golpe de Estado militar y tuvo que exiliarse.
Aristide pudo regresar a Haití en 1994 gracias a una intervención militar estadounidense y disolvió el ejército. Dos años después, René Preval ganó las elecciones y sucedió a Aristide en la presidencia, pero este último fue reelegido en noviembre de 2000.
Tras continuas crisis políticas y económicas, Aristide fue obligado a retirarse en 2004 cuando la oposición se tornó cada vez más violenta. Hubo acusaciones de fraude electoral, muertes extrajudiciales, tortura y brutalidad. Ese mismo año la ONU envió una misión de paz a Haití, que pasó 13 años en el país
Preval volvió a ganar en 2006 y pudo finalizar su mandato de 5 años, pero el terrible terremoto de 2010 que devastó gran parte del país, exacerbó los problemas políticos, económicos y sociales de Haití.
Tras el gobierno de Michel Martelly, el empresario Jovenel Moïse ganó las elecciones de 2016. Su mandato estuvo marcado por protestas antigubernamentales, a menudo violentas, y por las acusaciones de corrupción.
El 7 de julio de 2021 Moïse fue asesinado a tiros por un grupo de mercenarios colombianos en su casa en las afueras de Puerto Príncipe, aunque hasta la fecha no se ha podido determinar quién ordenó el magnicidio.
Su muerte ha dejado un vacío de poder en el que grupos armados han tomado gran parte del país.
El que fuera su primer ministro, Ariel Henry, asumió el poder de forma interina entonces, pero el recrudecimiento de las protestas le obligó a renunciar esta semana.
Haití se encuentra ahora mismo sin mandatario.
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