Urkupiña, la fiesta que crece por la fe de comerciantes, políticos y empresarios

en Los Tiempos el 22-08-21 05:19

La festividad de la Virgen de Urkupiña continúa expandiéndose pese a la pandemia de la Covid-19. La devoción de empresarios, políticos, comerciantes y creyentes perdura en medio de dificultades para que Quillacollo se consolide como una ciudad santuario.

Guido Nájera, exconcejal y ferviente devoto de la Patrona de la Integración Nacional, destacó el aporte de los peregrinos para que la fiesta crezca y el municipio progrese con la práctica de tradiciones y costumbres.

Relató que la celebración comenzó a tomar impulso en 1926 cuando los niños de las escuelas Heroínas y Sucre transportaron piedras desde el cerro de Cota, lugar donde apareció la Virgen María de Urkupiña, al casco histórico para construir el templo San Ildefonso.

“No había la avenida Martín Cárdenas, por lo que se tenía que bajar por la calle Abaroa al Calvario. Las piedras se trasladaron en carretones tirados por bueyes, la edificación tomó años y se concluyó en 1947 bajo la dirección de Francisco Cano Galvarro”, afirmó.

Recordó que la extracción de piedras era la tradición más practicada por los peregrinos, quienes entraban a la capilla del cerro de Cota para devolver este material y dejaban adicionalmente una limosna.

“El devoto entraba a la capilla con las piedras que habían sacado un año atrás, lo que se extraía era considerado un capital prestado, y si le iba bien por obligación debía devolver con interés ese préstamo. Al momento de devolver las rocas debía depositar su limosna que era de un boliviano o cinco, esos fondos se empleaban para hacer mejoras”, puntualizó.

Hasta 1969 la gente acostumbraba entrar a la capilla con sus bol...