Policía responde a las protestas con balas
Un adolescente asesinado a tiros después de patear a un oficial de policía. Un joven sangrando en la calle mientras los manifestantes gritan pidiendo ayuda. Agentes de la policía disparando contra manifestantes desarmados. Helicópteros sobrevolando en lo alto, tanques recorriendo los vecindarios, explosiones resonando en las calles. Una madre llorando por su hijo.
“Estamos destruidos”, dijo Milena Meneses, de 39 años, cuyo único hijo, Santiago, de 19, fue asesinado en una protesta durante el fin de semana.
Los colombianos que se manifestaron la semana pasada contra la pobreza y la desigualdad que han empeorado la vida de millones desde que comenzó la pandemia de COVID-19 se han enfrentado con una poderosa represión por parte de su gobierno, que ha respondido a las protestas con la misma fuerza policial militarizada que a menudo despliega contra los combatientes rebeldes y el crimen organizado.
Esta explosión de frustración en Colombia, dicen los expertos, podría presagiar disturbios en América Latina, donde varios países enfrentan la misma combinación explosiva de una pandemia implacable, dificultades crecientes y la caída de los ingresos del gobierno.
“Todos estamos conectados”, dijo León Valencia, un analista político, y señaló que las protestas pasadas en América Latina han saltando de un país a otro. “Esto podría extenderse por toda la región”.
El miércoles, después de siete días de marchas y enfrentamientos que convirtieron algunas zonas de ciudades colombianas en campos de batalla, los manifestantes traspasaron las barreras protectoras alrededor del Congreso de la nación y atacaron el edificio antes de ser repelidos por la policía.
Varias personas del partido político del presidente Iván Duque le piden que declare el estado de conmoción interna, un estado excepcional que le otorgaría amplios poderes.
Los enfrentamientos han dejado al menos 24 personas fallecidas, la mayoría de ellas participaba en las manifestaciones, y al menos 87 desaparecidos, y han exacerbado la ira contra los funcionarios de la capital, Bogotá, que según muchos manifestantes están cada vez más desconectados de la vida cotidiana de las personas.
El miércoles, Helena Osorio, una enfermera de 24 años, intervino en un mitin celebrado en Bogotá.
“A mí me duele Colombia, a mí me duele mi país”, dijo. “Nosotros lo único que podemos hacer es salir a protestar, a hacernos escuchar”, prosiguió, “y por eso nos matan”.
Las marchas comenzaron la semana pasada después de que Duque propuso una reforma fiscal destinada a cubrir un déficit económico relacion
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